sábado, 3 de mayo de 2008

6ª Etapa: Villafranca del Bierzo-Samos 01/05/08

Distancia recorrida: 64,27 km.
Acumulado: 403,88 km.
Tiempo empleado: 5h. 17 min.
V med.: 12,15 km/h
V máx.: 58,15 km/h
Salimos del albergue los últimos, como siempre.
Pero hoy estaba justificado: nos hemos hecho fotos con la hospitalera y las hermanas canarias. Nos hemos despedido con pena. Al desayunar en la plaza me he acordado de algo que me he dejado en el albegue: el móvil estaba cargándose en el baño. Vuelvo a por él y sólo estaba la señora de la limpieza. Vuelvo a la plaza a seguir desayunando.
Salimos de Villafranca por un puente sobre el río y tomamos camino paralelo a la antigua carretera nacional,vamos pasando por los pueblos y entrando a sellar la credencial. El albergue de Pereje, es precioso, con camas individuales, parece salido de un cuento. El hospitalero nos lo enseña muy amablemente.

Tomamos la decisión de subir por la carretera aunque sea muy dura la subida, que el camino puede escocer mucho más.
El día ha amanecido excelente, con un sol radiante y poco viento. Me encuentro casi recuperado del todo: subo pulsaciones y no me fatigo.
La subida se va haciendo empinada y muy larga, las fuerzas van saliendo de donde no las hay, pero esto debe continuar hasta llegar arriba, esta prueba es seria.

Hemos hecho la otra machada del Camino: ascensión al Cebreiro. Pero esto no acaba aquí, después sigue la subida al alto del Poio y de San Roque que lo hacemos por carretera, por aquello de no sufrir aún más.
Una vez coronado el último alto la bajada la haremos por camino. Estas bajadas son para disfrutarlas. Y si además no lleváramos alforjas, sería ideal de la muerte. Nos lo pasamos en grande.
Juan tiene un leve incidente que resolver de inmediato: se le ha partido el cable del freno de atrás. Luis se aparta para no molestar mientras lo sustituimos con pericia y diligencia.
La bajada continúa por caminos y corredoiras que más parecen túneles que pasos entre árboles. Esto es una maravilla ¡Galicia caníbal!
En Triacastela nos encontramos con mi mujer e hijos y María José e hijos de de Juan que han venido a pasar el puente junto a nosotros. Mucha alegría, grandes abrazos y muchos besos. ¡Qué emoción, se le echaba tanto de menos!
Acabamos en Samos, en el Monasterio. Poco recomendable el albergue.
Cenamos todos juntos, hacía mucho que no lo hacíamos. Es reconfortante que venga tu family.
A las 10 y media hay que irse a acostar, que el cura cierra la puerta (querrá seguir tomándose los vinos que dejó a medias en el bar donde cenamos) y no deja pasar a nadie. No queremos quedarnos en la calle.

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