martes, 22 de abril de 2008

Cerca del objetivo

Creía que la espera se haría interminable, y larguísima, pero me estoy dando perfecta cuenta que esto lleva un ritmo tal que te acerca a la fecha objetivo antes de lo esperado, se conoce que el ritmo marcado por la cotidianeidad te obliga a preocuparte antes que nada de las cosas vitales (léase atender y mantener la parentela en perfecto estado y de manera más que suficiente. Eso, cuando no te exigen un aporte extra de atención).
Las jornadas se han ido sucediendo y el desempeño con que he ido atendiendo la preparación del viaje me hacen prestar atención a detalles que cuando estemos en ruta se harán necesarios ("Me debo llevar este tipo de ropa y no más, también esta droguería me vendrá bien. La farmacia va surtidita. Esta linterna..., estas chanclas..., si llueve debo llevar a mano este chubasquerito, las bolsas para la ropa, con cierre hermético..., ... "). El caso es que, comprobando la lista de chequeo para que no se me olvide nada, veo que tengo todo a mano para ser introducido sutilmente en las alforjas, guardando un orden de usos y necesidades. Algún retoque final para cuando me vaya y listo.
Esta semana pasada (17 abril 2008) hemos ido a recoger la Credencial del Peregrino a la Asociación de Amigos del Camino y hemos comenzado a tomar contacto con el ambiente caminero-peregrino. Me ha tocado la fibra el ver a esta gente que entrega su tiempo a los demás para ofrecer sus conocimientos, experiencias y sabiduría sin pedir nada a cambio, bueno, algo sí han pedido, una sonrisa a los peregrinos que veamos por El Camino.
Llevamos con lluvias (Benditas sean por siempre, Señor) desde hace dos semanas y creo que ya lo puede ir dejando un poco, o de lo contrario iremos a nado en lugar de en bicicletas. O sólo unos días, los suficientes como para que transitemos sin necesidad de aguantar empapados decenas de kilómetros diariamente. Este fin de semana pasado (sábado 19 y domingo 20 abril) ha llovido mucho y daba pena ver pasar los días sin hacer ganas de salir a pedalear. El domingo no lo soportábamos más y nos dimos un garbeo aún a pesar que amaneció el día con sol y tormentas, pero no fue óbice para que nos atreviéramos a darle a la biela. Aclaremos, el Zugasti dijo desde el viernes que como el tiempo iba a ser malo, que fueramos con cuidado...
Aunque lo que de verdad me pone malo es pensar en que nos podemos encontrar con el azote del viento. Puede hacer de las suyas, y es que luchar contra el viento te machaca anímica, moral y físicamente. Quizás aguante mejor la lluvia y el frío que este otro meteoro.
Creo firmemente que a pesar de las adversidades que se nos presenten, vamos a superarlas con buen ánimo, con coraje o como sea, pero lo vamos a conseguir porque la ilusión que se ha instalado en nuestros espíritus nos fortalece y nos empuja a alcanzar tan elevada meta: hacer El Camino y disfrutarlo en cada centímetro que recorramos. Y contagiar este ánimo.