lunes, 4 de mayo de 2009

8ª etapa (the last) Arzúa - Santiago (02/05/2009)

Son las 8:12h y nos vamos desperezando, sin prisa, sin agobios, estamos a 37 km de Santiago. Eso indica el mojón de enfrente al albergue. Vamos recogiendo las cosas con pena porque sentimos que ésto se acaba. Hoy llegaremos a comer a Santiago y con alegría y tristeza, se entremezclan los sentimientos contrapuestos.
Desayuno, recoger trastos, ya te dá igual si empaquetas, o no, la ropa. Sacamos las bicis para darles un repaso y engrasar. Pani vé en su cadena un eslabón que se ha salido de su posición. Nada que un experto no pueda arreglar: llevamos eslabones de quita y pón. Con el tronchacadenas sacamos el deteriorado y se monta el nuevo. Coser y cantar. Retoques en la rueda delantera y freno en la bici de Luis. A Pedro no le podemos arreglar el tema de sus pastillas traseras contaminadas, pero como está hecho un hacha para lo que le queda, le resta importancia y a andar que era la forma infinitiva del gerundio andando. Juan y yo no tocamos nada que pueda ser susceptible de empeorar. Lo dejamos para otro rato que se nos echa el tiempo encima.
Salimos a los caminos de Dios cantando jotas el Pani y yo. Desde un bosque oímos a un tío dando voces agradeciendo estos bellos cantares castellanos y animando a seguir en el empeño. Los peregrios andarines guiris se vuelven sonriendo y haciendo ademán de bailar al compás que marcan nuestras afinadas voces. El día es caluroso y nos lo tomamos como si de un paseo se tratara, los km. van cayendo hasta que a Peter Champion se le pincha la rueda trasera. como somos muchos, se soluciona rápido. Mientras, los andarines nos adelantan de nuevo. Ya lo hicieron antes en otras paradas que realizamos para tomar fotos o rodar vídeos vadeando arroyos...
Subimos Labacolla y más fotos, esta vez con tres "chicas" de muy buen humor y animada conversación, en el monolito a Santiago allí plantado.
Antes de llegar a Monte de Gozo asistimos a una mujercilla pequeñita, encorvada, descansando de pie, con la cabeza apoyada en su bastón. Pedro le da su botella de agua para que calme la sed: está exáhusta. No acepta nada de comer. Nos lo agradece con un hilo de voz apenas perceptible. La buena obra del día de los Zugasti.
Las emociones se agolpan en la memoria a medida que te acercas a tu objetivo final. (Momentos de mucha emoción)
Llegamos al Monte de Gozo. Fotos y más fotos. Ya hay prisa en llegar, que nos esperan en el Obradoiro a comer. No podemos entretenernos en ir a ver el verdadero punto del Monte de Gozo donde dos estatuas metálicas de sendos peregrinos indican que Santiago está a la vista.
Entramos en Santiago, callejeamos y damos un rodeo para entrar junto al Hostal/Parador de los Reyes Católicos y ver la plaza del Obradoiro y el Pórtico de la Gloria a nuestra izquierda.

Nos vitorea la familia Zugasti con grandes ánimos. También nos animan las peregrinas que nos hemos ido cruzando con ellas por el camino en varias ocasiones y que ya habían llegado antes que nosotros, y andando, son unas monstruas.
Fotos y más fotos y más fotos, mucha alegría. Emocionados, contemplamos la fachada de la Catedral, tan majestuosa como siempre. Hemos cumplido, un año más, con nuestra ilusión.
Nos vamos a la oficina del peregrino para que nos entreguen la Compostela. Esperamos cola y estamos alrededor de una hora esperando recibirla. Ya hace mucha hambre y los "leones" sin comer. Por fín nos la entregan y nos vamos a comer por allí cerca, en un restaurant de la zona donde coincide que hay sitio para toda la tropa que allí llegamos, somos doce comensales y no hay sitio en otros donde hemos preguntado previamente.
Luego a buscar y encontrar hostal o pensión. Ducha, cambiarse de ropa y salir a ver el partido del Madrid contra el Barsa tomando cañas. Estamos cansados pero si nos quedamos a dormir la siesta nos vamos a perder algo importante. Luis se ha ido a ver el Botafumeiro que lo ponen a rular esta tarde y es algo digno de contemplar, ya que lo hacen de tarde en tarde. Pani y yo nos vamos de cañas. Son maneras de encarar el legado cultural que nos ofrece España...
Por la noche nos viene a recoger Juan con el coche y nos vamos a cenar mariscada. Brindis por los bicigrinos y demás parafernalia, pero se nos han olvidado, o mejor dicho, estaba cerrado y no pudimos comprarlos, unos puros para celebrar tan magno evento. Vuelta a la pensión y a dormir que mañana volvemos a casa. Mientras me encamo, Luis, el gestor de las cuentas y el fondo común, se ha quedado despierto cuadrando y echando las últimas cuentas. Es un placer contar con un tío tan responsable y concienzudo con el tema contable. Luis, el año que viene, te lo has ganado, volverás a ser nuestro albacea por aclamación popular.


Vuelta a Madrid (03/05/2009)

Me levanto sobre las 9:00h y me voy al encuentro de Juan y Pedro. Me recogen con su vehículo y nos dirigimos al aeropuerto a recoger la furgoneta que nos transporte las bicicletas. No disponen de una adecuada a nuestras necesidades, pero nos entregan otra de superior carga por el mismo precio. Mejor, las bicis y pertrechos irán más holgadas. Nos acercamos al alojamiento de los Zugasti (Pazo Xan Xordo) a recoger los biciclos y vuelvo con la furgo a la Pza. del Obradoiro, que me esperan Luis y Pani con las suyas (bicicletas). Aparcamos y nos vamos a la misa del Peregrino, así cumplimos con una tradición milenaria que reconforta el cuerpo humano y
el espíritupor el penar sufrido en estos días de "penitencia caminera".

Y ésto se acaba. Montamos en la "decauve" y nos encaminamos hacia Madrid con alegría y, a la vez, (contradicciones existenciales) un cierto sentimiento de pena.


Un largo recorrido que nos traslada a nuestro escenario cotidiano para afrontar el día a día con otro ánimo.

Llegamos casi de noche a casa de los Zugasti y nos acoge una sorpresa inesperada. María, todo un detallazo de gran calidad humana, nos recibe con unas medallas elaboradas por ella como recompensa a sus héroes bicigrinos. Un besazo, María, muchas gracias.

Tras ir depositando a cada uno en su domicilio, regreso al mío muy tarde pero con gran satisfacción de volver al calor del hogar a abrazar a los míos, que les he echado de mucho de menos en estos días.

Sólo me queda el placer de recordar con agrado el privilegio de haber contado con la mejor compañía que se puede tener: cuatro grandes amigos y mejores personas. Gracias, chicos, por teneros conmigo, tenerme con vosotros y haber disfrutado de todos.

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