jueves, 3 de abril de 2008

Fase de preparación de equipamiento rodante

Les presento a la que me va a guiar por esos andurriales de Dios, a mí y mi equipaje:


La impaciencia me ha obligado a no comer hoy por culpa de querer montar el transportín.
El portaequipajes no está preparado para ruedas con frenos de disco, así que hay que currar para adaptarlo y que me sirva.
No se crean que ha sido sencillo, el asunto se ha complicado más de lo esperado. Los tornillos, casi siempre, en estos casos son de medidas "autoalterables" (Debe ser que se transforman y crecen o menguan cuando, los que has escogido en la tienda crees, sin dudarlo, que te van a valer) y ello requiere manipulaciones en el material para readaptarlos al fín concreto al que se destina. Vamos, que he tenido que cortar con sierra el tornillito de las narices, hasta que he logrado la medida exacta.

Por último, el montaje de las alforjas no ha supuesto ningún esfuerzo extraordinario.

Con éstas, me piro a dar una vuelta y probar el comportamiento en marcha del montaje en cuestión.
Tras las pertinentes comprobaciones de funcionamiento, se puede observar un perfecto ensamblaje de todas las piezas, incluido el piloto. Satisfacción asegurada casi completa. Y no es del todo completa porque he sufrido un pinchazo a los 3,5 km de salir de casa (Todos los que conocemos el carril bici madrileño a su paso por Las Rosas sabemos lo "duro y agreste" que es). Nada que mi natural habilidad, destreza y pericia no resuelva en breves instantes, en el parque, junto a una gasolinera. Todo vino a pedir de boca.