sábado, 3 de mayo de 2008

7ª Etapa Samos/Mato-Casanova. 02/05/08

Distancia: 71,71km.
Acumulado: 475,59 km
Tiempo empleado: 6h 30min
Vmed.: 11,01 km/h.
V máx.: 59,29km/h.
Me desperté a las 6 y me levanté a mear. Crucé toda la nave para ello y ví a la peña preparándose para salir. Al volver a mi litera escuché al salvaje de Juan pegándose unos bufidos espectaculares. Pero él dormía plácidamente, de espaldas al mundo real tras de sí. Le moví levemente para que cejase en su empeño y se cayó (Lean su versión del asunto en su blog, qué demente). Nos levantamos a las 7 porque nos encienden la luz y el alboroto es un poco más ruidoso que el que viene escuchándose desde las 6 de la mañana porque los caminantes comienzan a hacer el petate entre la penumbra de la estancia. Además, el grupo de sevillanos comienzan a contar chascarrillos y anécdotas de los sucedido durante esta noche: que si no veas como roncaba éste (Juan), que a veces parecía que hacía el caballito..., que si he estado a punto de levantarme y pedir la cuenta que me voy..., que si el alemán aquel no entiendo porqué se enfada conmigo si le he dicho que yo ronco en español..., bueno, nos hemos pasado un rato increíble, carcajadas y risotadas diversas. Estos sevillanos tienen una guasa y un gracia especial, son la pera.
Salimos a por las bicis, que las tiene el cura guardadas en un garaje, Juan advierte cierta maniobra extraña en un peregrino que estaba sacando la bicicleta de Luis y le reprende. ¡Qué jeta, el colega alemán se quería llevar otra bici! El cura, con ese gesto de bondad fingida, nos dice que es fácil equivocarse. Este hombre ha bebido mucho esta noche, no se puede disculpar un echo así. No me gusta que la gente se comporte de esta forma abyecta. Se la podíamos haber montado una bien gorda, pero no nos apetece liarla hoy.
El monasterio es espectacular, extraordinario, refleja un importantísimo pasado, más glorioso que lo que ahora representa. Hemos tenido mejores momentos ¿Verdad? Está ubicado en el centro del valle junto al río, una situación privilegiada.
Desayuno reparador en una cafetería, bajando por la calle principal a la izda., con unas vistas preciosas del río.
Salimos a pedalear, pronto comienza el calor, ascensos suaves (sudar) y bajadas por sombra (frío) por carretera hasta que entramos en Sarria y pasamos a la casa consistorial, a sellar, donde los funcionarios de la Xunta se desviven por todo lo que representa su función..., visita de paso por el pueblo. Pasamos por la puerta de la antigua Carcel Provisional de la comarca, ahora reconvertida en centro de cultura y exposiciones, curiosas contradicciones. Y a continuar la pedalada.
Clásica etapa en la Galicia profunda con constantes subidas y bajadas por las corredoiras gallegas, un pasote y una etapa preciosa, con un colorido, en el paisaje, especial. Lo malo es estar soportando estoicamente las bravuconadas del pajarraco descerebrado y mermado fronterizo de uno de mis colegas. Pero esto es lo que tiene el peregrinaje y hay que llevarlo con resignación y lo mejor que se pueda.
La ruta es increible, visitamos iglesias, y sus alrededores , son pequeños edificios religiosos pero cargados de historia y tradición.
Proseguimos ruta y pasamos a 400 m. del alojamiento de la parentela pero el acceso no parece que sea difícil, por lo que el gen Zugasti apresura al grupo a seguir sobre la ruta (¡!).
Tomamos un pinchito de media mañana en el bar de una señora y una chavala muy guapa a la que volvemos a asediar con chorradas. Nos partimos de risa otra vez y sacamos algunas fotos (Juan, por supuesto, ha vuelto a asaltar la barra y se ha echo una foto con la chica. Le va cogiendo el gustillo y lo hace fácil).
Volvemos al camino y nos encontramos con multitud de arroyos que circulan por nuestro paso, lo que nos obliga a sortearlos como podemos, incluso metiendo el pie en el agua en alguna ocasión.
El arbolado es espectacular, existen por doquier árboles con unos troncos poderosos y tremendos.
Seguimos las indicaciones de flechas amarillas, que se encuentran por todas partes. Quiero hacer una mención especial a todos aquellos que se han preocupado de hacernos el camino más fácil gracias a la señalización existente por toda la ruta sin la cual no hubiera sido tan fácil seguir la senda a Santiago. Es gracias a eso por lo que es casi innecesario la ayuda de mapas para ir por la traza correcta.

El paisaje invita a la placidez y al relajo.
Vamos pasando por mojones que indican la distancia que queda para llegar a Santiago. Estamos a 99,5 km de la meta. Cada vez queda menos para terminar, eso contradice tus ilusiones, la ilusión de llegar contento y orgulloso a destino y la pena de que queda cada vez menos y quisieras que ésto no se acabara. Los arroyos siguen su curso natural por caminos y por donde se entiende que debe pasar el curso fluido del preciado líquido sin pedir permiso a nadie.
Antes de llegar a Portomarín nos encontramos con una bajada empinadísima en la que se pueden alcanzar velocidades de vértigo que casi disfrutamos a tope si no llega a ser porque nos topamos de frente con un tractor que subía en dirección contraria, gracias a la característica pericia que nos lleva a no cometer imprudencias pasamos a su lado con rabia contenida. El del tractor pensaría igual de los ciclistas que ocupan el camino y no le dejan circular tranquilo hasta el prado. Nos encontramos con la familia en Portomarín, quienes llevan un rato esperándonos para ir a comer.
Una vez degustados los alimentos típicos con placidez y con los nuestros, nos empieza a entrar un cierto sopor que debemos apaciguar, en nuestro caso, con salir de inmediato a darle al pedal. No hay tiempo que perder y aún queda mucha distancia por recorrer. Comenzamos, cómo no, con una cuesta arriba que pica bastante los músculos perneros.
Los paisajes se suceden con rapidez y agrado, esta zona es preciosa y el colorido es fabuloso.
En ocasiones nos encontramos con carteles informativos de los lugares por donde pasamos. Están muy bien escritos sólo en gallego. ¿No se habrán dado cuenta que miles y miles y miles de caminantes procedentes de todos los confines del mundo no conocen esa lengua? Éstos confunden el significado de aldea global y se han quedado con la parte que les interesa, la de aldea. Obtusos.
¡TOMAAAAAAAA!

Hemos llegado al Cruceiro de Lameiros, importante y muy antiguo, tiene un imponente roble.
Continuamos hacia Palas de Rey, lugar al que llegamos por carretera para avanzar más rápido y sufrir menos el castigo de esta orografía de la Sierra de Ligonde.
Los tramos de camino son de una belleza espectacular pero hay que pagar un peaje muy alto que es a costa de nuestro esfuerzo.
Acabamos machacados pues hemos realizado más distancia de la prevista y los cuerpos a estas avanzadas edades se resienten sin remisión.
Gracias a la perfecta coordinación con las señoras, las nuestras, Juan les ha dicho dónde tienen que reservarnos alojamiento. Y así lo han hecho. Vamos a un lugar, dicen, de mucho descanso y reposo. Gran labor.
Tras una larga marcha vespertina, eso sí preciosa, por fín, nos alojamos en un albergue privado: Casa Bolboreta. Lo regenta un joven matrimonio. Muy majos y agradables. Muy recomendable.
Tenemos habitación decente para tres personas y con baño. La zona es muy tranquila. Nos han recibido unos matrimonios muy simpáticos y dicharacheros, son Vitorianos y nos han comentado que traemos mucha carga. Estos cachondos van haciendo el camino con coche de apoyo y les llevan el peso en coche, así ya se puede hacer, sin 15 kg menos se camina muy bien.
La cena la pusieron en la mesa sobre las nueve de la noche y la engullimos como si estuviéramos en casa. Tras las entradas de revuelto de champiñón, fiambres y ensaladilla caseros, nos colocaron un churrasco con chorizos criollos, regados con vino de la zona, cerveza y cocacolas que quitaba "er sentío". Tras los postres les comentamos a los dueños la necesidad que teníamos de usar acceso a internet para actualizar blogs y se prestaron muy amablemente a dejarnos conectar aunque su conexión era de las lentas con módem telefónico (56 kb/s). Los dueños se fueron a dormir y nos dejaron solos. Son buena gente que confía en los demás, sin problemas... , no como en las ciudades... Muchas gracias, que lo sepa todo el mundo. Juan y yo pudimos actualizar algunas etapas, Luis, que se dormía esperando su turno, se fue a la cama. Mañana lo hará.

6ª Etapa: Villafranca del Bierzo-Samos 01/05/08

Distancia recorrida: 64,27 km.
Acumulado: 403,88 km.
Tiempo empleado: 5h. 17 min.
V med.: 12,15 km/h
V máx.: 58,15 km/h
Salimos del albergue los últimos, como siempre.
Pero hoy estaba justificado: nos hemos hecho fotos con la hospitalera y las hermanas canarias. Nos hemos despedido con pena. Al desayunar en la plaza me he acordado de algo que me he dejado en el albegue: el móvil estaba cargándose en el baño. Vuelvo a por él y sólo estaba la señora de la limpieza. Vuelvo a la plaza a seguir desayunando.
Salimos de Villafranca por un puente sobre el río y tomamos camino paralelo a la antigua carretera nacional,vamos pasando por los pueblos y entrando a sellar la credencial. El albergue de Pereje, es precioso, con camas individuales, parece salido de un cuento. El hospitalero nos lo enseña muy amablemente.

Tomamos la decisión de subir por la carretera aunque sea muy dura la subida, que el camino puede escocer mucho más.
El día ha amanecido excelente, con un sol radiante y poco viento. Me encuentro casi recuperado del todo: subo pulsaciones y no me fatigo.
La subida se va haciendo empinada y muy larga, las fuerzas van saliendo de donde no las hay, pero esto debe continuar hasta llegar arriba, esta prueba es seria.

Hemos hecho la otra machada del Camino: ascensión al Cebreiro. Pero esto no acaba aquí, después sigue la subida al alto del Poio y de San Roque que lo hacemos por carretera, por aquello de no sufrir aún más.
Una vez coronado el último alto la bajada la haremos por camino. Estas bajadas son para disfrutarlas. Y si además no lleváramos alforjas, sería ideal de la muerte. Nos lo pasamos en grande.
Juan tiene un leve incidente que resolver de inmediato: se le ha partido el cable del freno de atrás. Luis se aparta para no molestar mientras lo sustituimos con pericia y diligencia.
La bajada continúa por caminos y corredoiras que más parecen túneles que pasos entre árboles. Esto es una maravilla ¡Galicia caníbal!
En Triacastela nos encontramos con mi mujer e hijos y María José e hijos de de Juan que han venido a pasar el puente junto a nosotros. Mucha alegría, grandes abrazos y muchos besos. ¡Qué emoción, se le echaba tanto de menos!
Acabamos en Samos, en el Monasterio. Poco recomendable el albergue.
Cenamos todos juntos, hacía mucho que no lo hacíamos. Es reconfortante que venga tu family.
A las 10 y media hay que irse a acostar, que el cura cierra la puerta (querrá seguir tomándose los vinos que dejó a medias en el bar donde cenamos) y no deja pasar a nadie. No queremos quedarnos en la calle.