jueves, 6 de mayo de 2010

6ª etapa. La piedra y mis deseos. 6-mayo-2010. Orense-Castro/Dozón

Distancia recorrida: 59,49 km.
Tiempo efectivo de pedaleo: 5h 15min. 14 seg.
V máx: 55,85 km/h.
V media: 11,32 km/h.

El día amanece algo tarde, sobre las 9h, con un cierto sol resacoso y perezoso que nos hace mover con cierta lentitud. Estamos pagando el peaje obligatorio de trasnochar. Es el cumpleaños de Yolanda y la felicitamos por la mañana. Bueno a mí se me olvidó en el primer encuentro, pero reaccioné a tiempo después de oir a Lucía cómo la felicitaba. Tras el desayuno en la cafetería, vamos a por la furgo y la acercamos al hotel , y vuelta a la rutina: sacamos las bicicletas y metemos los bártulos en ella, que se la lleva Yolanda a realizar su paseo diario por Galicia. La salida de Orense la realizamos callejeando siguiendo los mapas hasta que llegamos a Ponte Vella, el puente viejo de la ciudad, sobre el Miño, que baja muy caudaloso. Desde allí, seguimos las flechas que nos conducen hacia la salida de la ciudad. Pani y yo entramos en la iglesia de Santiago a sellar pero están a punto de comenzar la misa de 11 y un joven cura nos indica que no tienen sello y no podremos marcar otra casilla de la credencial. Misterios insondables, pero, no me lo creo. Seguimos hasta enlazar, por las calles de salida, con el grupo, cuando Pedro recuerda que no nos han devuelto los DNI en el hotel y no nos hemos acordado de pedírselos. Este olvido nos obligaría a realizar 4 km de vuelta a la capital y otros tantos hasta recuperar el punto de salida. Juan nos acompaña hasta el hotel.
 Aprovechamos el magnífico día soleado para hacernos unas fotos ,y volvemos a la salida, otra vez, de la ciudad. Seguimos las flechas por avenidas hasta que llegamos junto a la estación de ferrocarril, proseguimos hasta llegar a la zona industrial donde, en sus inmediaciones, se desarrollan las obras del AVE. Tomamos una carretera local a la derecha, en lugar del camino indicado, que es por donde ha seguido el grupo. Subimos hasta la Costiña de Canedo. Allí recuperamos a la gente, que llegan rendidos del cuestón que se han tenido que chupar. Hemos presenciado algo realmente inédito, una pelea, a muerte, de aberronchos en el bosque “Behind the musgo and behid the corteza”.
Los caminos siguen siendo, en ciertas zonas, unos auténticos fangales, arroyos y humedales. Se oyen los cantos de las ranas que es un placer. Existe un tramo verdaderamente duro puesto que circulas por una zona en la que el suelo está enlosado y estas grandes piedra van destrozando piernas y posaderas...

 Aprovecho un paraje de precioso arbolado boscoso por el que pasamos en medio de una laguna para lanzar mi piedra de los desos que me traje desde el mi pueblo, Auñón (GU) y que me dio mi madre.

En el comienzo del puente, y sobre sus milenarias piedras, de Ponte Mandrás, he visto un precioso lagarto tomando el sol en bikini y he parado al grupo haciéndoles señales para que no le espanten. Le retratamos como si de un equipo de reportajes de naturaleza viva se tratara.

Pasamos por la aldea de Ponte Mandrás. Y seguimos las indicaciones de las flechas pintadas en cualquier sitio para orientar al caminante.




Hemos parado a comer en la entrada de Cea y nos dicen en un restaurante que son más da las 15h y que no nos dan de comer. ¡Vaya ojo comercial que tienen! Somos 7 para comer y no les viene bien servir esas comidas. No sé, ellos son los del lucro cesante como dicen algunos iluminados de la política actual. Nos vamos a otro bar en el primer cruce de la N-525 y más de lo mismo. Por fin, en Casa Marica, comemos unos cocidos gallegos y unas fabadas con filetes. Algo normalito, pero con el famoso Pan de Cea. Ya lo he probado en varias ocasiones y veo que viene precedido de mucha fama pero creo que no es para tanto, algo me huele raro en este asunto. Estoy viendo muchos hornos profusamente señalizados. Se han dado una cierta propaganda para vender el producto con el sello de denominación de origen. Ahora está de moda esa modalidad de venta de algo unico. No lo veo claro. Me parece que no es para tanto y, sinceramente, he comido pan muchísimo mejor que éste en las dos Castillas, y en Extremadura.



Nos ponemos en marcha rumbo al monasterio de Oseira por carretera. La tarde soleada y tranquila acompaña al grupo de peregrinos los cuales pedalean animados hasta que llegan a las proximidades del Monasterio cisterciense de Santa María la Real de Oseira. Se trata de un edificio del siglo XII, majestuoso, gigantesco, colosal . Le llaman "El Escorial Gallego"por su grandiosidad. Como son horas intempestivas y llevamos algo de retraso sobre el horario programado no podemos visitar el monumental edificio. Además el horario de visitas terminó a mediodía.
Nos vamos a un bar que hay en la plazoletilla para reponer algunas fuerzas y aliviar vejigas. La tarde se está acabando y aún nos quedan algunos kilómetros (Alrededor de 17km. aprox.) por lo que debemos apresurarnos, reprogramar el recorrido restante y acortar cuanto podamos.  Tomamos un carreterín en ascenso que nos permite contemplar el monasterio y sus alrededores. Algo espectacular. Pasamos por Fontao, Carballediña y O Outeiro hasta retomar la N-525. Un kilómetro después entramos en la provincia de Pontevedra.


 Las fuerzas van justitas y a Ale la recoge el coche-escoba y la traslada a destino a falta de pocos km. porque vemos que su estado está al borde de la extenuación ¿Para qué sufrir teniendo los medios que disponemos?
Finalmente llegamos al albergue de Castro Dozón, que se encuentra a la salida del pueblo, algo apartado del casco urbano. Tras tomar posesión de las literas correspondientes, casi estaba lleno, e higienizarnos. Nos arreglamos, poquito, para cenar en un bar cercano de la salida del pueblo. Una cena normal y corriente pero agradable. Vuelta a los barracones y a dormir como unos benditos.
  Mañana acabamos el periplo. ¡Una pena!

Sellamos la credencial del peregrino, en Mandrás, Cea, Oseira, Castro/Dozón